Una de las cosas que más me atormenta cada día es si el dia que yo muera, habrá alguien que me llore y me eche de menos. Soy consciente de que no es pensamiento lógico. Lo lógico sería que quisiera que mis seres allegados no sufran lo más mínimo por mi culpa. Pero aun así no puedo evitarlo. Este pensamiento me vino a la cabeza observando lo que veis en la foto de hoy. 

El viento pasa, el agua pasa un poco más despacio y la roca permanece, más tiempo sin duda, pero al final también perecerá. Asi son las vidas de los hombres. Algunas vidas son tan sutiles que ni notamos que estan ahi, como el viento. Otras son rápidas y violentas, dejan cierto huella pero también desaparecen al poco tiempo, se evaporan como el agua. Pero hay vidas que permanecen en el recuerdo y en las vidas de los demás que aún siguen con vida, para bien o para mal.

Creo que yo no quiero ser ninguno de ellos. Sinceramente, creo que me da igual que me recuerden o no. Ya que yo estaré muerto y ya me dará igual. Pensadlo amigos ¿Quereis ser viento, agua o piedra para los demás?

Al ver mis horas de fiebre
e insomnio lentas pasar,
a la orilla de mi lecho,
¿quién se sentará?
Cuando la trémula mano
tienda próximo a expirar,
buscando una mano amiga,
¿quién la estrechará?
Cuando la muerte vidríe
de mis ojos el cristal,
mis párpados aún abiertos,
¿quién los cerrará?
Cuando la campana suene
(si suena en mi funeral),
una oración al oírla,
¿quién murmurará?
Cuando mis pálidos restos
oprima la tierra ya,
sobre la olvidada fosa
¿quién vendrá a llorar?
¿Quién, en fin, al otro día,
cuando el sol vuelva a brillar,
de que pasé por el mundo,
quién se acordará?
 
G.A. Béquer

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