Buenas tardes amigos, llevo ya desde algún tiempo sin escribir nada y por esto no pienso disculparme pues no me veo en la obligación de hacer nada por nadie.Sólo por mi mismo.

Durante el último año me encontré con un término que me tiene fascinado por completo y que debo decir que ha afectado mucho a mi forma de ver el universo. Me refiero al término de "caos". Mucha gente cree que el caos es algo que no se rige por ninguna ley y que no tiene ningún orden, de hecho, el caos es un sistema que no se puede predecir, pero esto no implica que no se vea afectado por todas las leyes del universo.

Yo a esto le veo una gran influencia en la vida del ser humano. Los sistemas caóticos se usan mucho en la dinámica de poblaciones a la hora de estudiar la evolución de una especie. Si pasamos a entender el comportamiento del ser humano, y su propio pensamiento, como un sistema complejo (no predecible) eso implicaría que gran parte de lo que nos queda por hacer en nuestra vida poco tiene que ver con lo que nosotros planeamos o inferimos de nuestra realidad actual.

Esto no significa que nos dejemos llevar por el oceáno de nuestra existencia como hojas en el viento, por naturaleza somo seres reactivos y siempre buscamos movernos en una dirección. Pero a lo que quiero llegar, y lo que me parece maravilloso, es que por mucho que planeemos nuestro futuro siempre éste nos puede dar sorpresas y darnos una vuelta por completo a nuestra situación.

Esto implica que la vida podría ser una especie de esfuerzo continuo por llegar a algo mientras la naturaleza propia del universo nos sorprende con encuentros, fallos, aciertos, desvíos y demás maravillas que hacen del trascurrir una auténtica aventura.

Pero para que sea una aventura, para poder ser hoja en el viento, hay que salir al mundo y remar en una dirección, atreverse a dejarse impresionar. Buscar nuestros cisnes negros (como diría Taleb).

Un abrazo a todos y hasta pronto.




¿Cuánto hace ya que no escribo? ¿Dos años? Demasiado quizá, quizá no. Muchas cosas han pasado, aunque da igual lo que pase si algo no cambia. Algo ha cambiado. Ha cambiado el enfoque, ha cambiado mi enfoque hacia el mundo.

Debo decir que este blog es una de mis grandes espinas, uno de mis grandes proyectos sin acabar (si un blog puede acabar) y era algo que me estaba comiendo por dentro. Así que de nuevo me encuentro delante de un papel en blanco y con la mente trabajando.

Mi enfoque empezó a cambiar hace un año, me di cuenta que la forma en la que estaba enfocando mi vida estaba equivocada. Creía que tenía que centrarme en mi carrera, y mientras, dejar de lado todo lo demás mientras no acaba. Enorme error. Hace un año me dí cuenta de que cada día necesitamos variedad, necesitamos cambio y necesitamos movimiento. Por eso, ahora estoy retomando proyectos e ilusiones que dejé aparcados hace dos años, e incluso, empezando aventuras nuevas.

Aventuras que me están volviendo a mostrar la peor cara del ser humano, pero a la vez, la mejor. Es interesante como cuando nos movemos más allá de nuestra zona de confort el universo se empeña en mostrarnos los distintos gradientes y matices que puede mostrarnos la existencia humana.

Aqui estoy, dos años más viejo, dos años más humilde, pero igual de asustado y preocupado que siempre por desentrañar las experiencias que el discurrir me pone por delante.

Espero poder llevar una cierta periodicidad en mis publicaciones, aunque he decidido escribir cuando me apetezca o cuando tenga una idea digna de ser contada. Nada de relleno.

Me veo en el filo de una espada, o renazco de nuevo o muero para siempre.




Hay una cosa que siempre he considerado como un veneno para el corazón y lamente, para la vida en general: la apatía.

Puede que en tu vida seas bueno, malo, extrovertido, simpático, hablador, malhumorado, irritable, insoportable... ¡Pero al menos eres algo! La apatía es la nada, la ausencia de un sentimiento, de una forma interna que nos dé alguna definición de lo que somos.

Siempre me ha gustado ver la mente humana como un campo donde nosotros plantamos lo que queremos, y lo que somos. Habrá quien plante de forma ordenada y planificada, hay quien dejará que del suelo brote lo que la naturaleza quiera, y habrá quien sencillamente se despreocupe de su ser interno (pero esta despreocupación ya es un sentimiento en sí) Todo este campo vive gracias al agua, o a las pasiones internas, ellas son las que mueven ese motor interno que es el pensamiento y hace que todo florezca y sea grande y rico. Sea como sea cada uno, lo que pase en la mente de cada uno puede ser grandioso, mediocre, bueno o malo. La cuestión es que al menos pasa algo.

Las personas apáticas son como cultivos sin agua, no hay nada... sólo piedra y tierra, nada que merezca la pena de ver.

Un ser humano sin pasión es algo triste, muy triste. A lo largo de la historia humana se ha demostrado que de las pasiones (buenas o malas) han nacido las grandes proezas, lo que ha hecho del ser humano una gran especie.

Amigos, cada uno tiene que ser fiel a sí mismo, se pensará de él que es mejor o peor, pero al menos se pensará.

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