Si hay algo que jamás se le podrá perdonar al ser humano, algo que quedará como un estigma duradero en nuestra historia como especie, es el hecho de haber creado un Dios para apoyarnos en él.

No concibo mayor acto de cobardía que el hecho de creer en Dios. Es un hecho de despreocupación hacia nuestra vida. Es un dejarse llevar por los demás. Es una negación a la esencia misma del ser humano, que nos llama a ser dueños y señores de cada paso que damos. Es la moralidad de la oveja, que necesita que la apedreen y que la castiguen por cada paso que da. Es el pensamiento del no-pensamiento.  Es el hecho de apoyar nuestra vida en una nube creada por nosotros mismos para no preocuparnos. En resumen, creer en Dios es la negación absoluta hacia la vida como seres dignos, la negación a una vida completa en todos los sentidos, la negación a tener personalidad frente al mundo.

Hoy propongo un ejercicio a todo aquel que sea creyente: pregúntate, por un momento, por qué crees en Dios. ¿Es por una inspiración divina? ¿O es porque tus padres desde que naciste te ponian las manos en posición de súplica y una oración en los labios? ¿O es por miedo a que no haya algo que controle cada paso que das, por miedo a que no haya un "padre" divino que todo lo juzgue y lo encamine? ¿O es porque todo el mundo lo hace y si todo el mundo lo hace habrá algo de razón?

Ser creyente es el acto mas ilógico que se puede ejercer en nuestra vida ya que no sólo hay miles de pruebas de que Dios no existe (¡ la ausencia de pruebas en una prueba en sí misma!) sino que la razón misma nos avisa de que eso que pensamos no está bien, de que es una contradicción natural del pensamiento lógico.

No pretendo con esta reflexión insultar ni molestar a nadie, sólo incentivar un tipo de pensamiento. Como dijo el gran maestro: el deseo de estar apegados a Dios es el mismo deseo del niño de estar pegado al pezón de su madre, debemos superarlo.



¡Cómo de entre mis manos te resbalas!
¡Oh, cómo te deslizas, edad mía!
¡Qué mudos pasos traes, oh muerte fría,
pues con callado pie todo lo igualas!
Feroz de tierra el débil muro escalas,
en quien lozana juventud se fía;
mas ya mi corazón del postrer día
atiende el vuelo, sin mirar las alas.
¡Oh condición mortal! ¡Oh dura suerte!
¡Que no puedo querer vivir mañana,
sin la pensión de procurar mi muerte!
¡Cualquier instante de la vida humana
es nueva ejecución, con que me advierte
cuán frágil es, cuán mísera, cuán vana.

Quevedo



Es interesante ver como las buenas intenciones de unos pocos son saboteadas desde dentro por grupos que sólo quieren "fortalecerlo". Esta claro que la unidad nos hace más fuertes, ¿Pero a qué precio? ¿Merece la pena desviarnos del camino que nos hemos propuesto sólo por ser más fuertes?

La individualidad nos hace más fuertes que el número. La individualidad nos recuerda constantemente nuestro camino, olvidándonos del camino de los demás. Pero está claro que si alguien comparte nuestro camino exactamente lo más lógico es unirte a esa persona para ser directos y fuertes en nuestro camino.

La individualidad es una de las grandes joyas que llevamos dentro, no la abandonemos.



Es interesante el paso tan pequeño que hay entre un estado democrático y un estado totalitario. Es interesante como se puede enmascarar un estado totalitario tras una democracia en la que se le lava el cerebro a los votantes para que hagan lo que el de arriba quiere, y que cuando el de arriba hace algo que no les gusta callen y se tomen una cerveza escuchando el futbol. Es interesante ver como la gente pide más libertad con una mano y con la otra se entierran ellos mismos en la mentira de la sociedad.

Hay quién porque golpea la pared con un martillo se cree clavar clavos.

Goethe



Hay infinitos horizontes, para todos los gustos. A algunos les gusta un horizonte de ciudad, a otros de naturaleza. A unos les gustan los horizontes cercanos, a otros lo que se pierden a la vista. A mi personalmente me gustan los horizontes lejanos, que no sea capaz de ver donde acaban, que se fundan el cielo y la tierra, y sobre todo, que no haya nada fuera de naturaleza.

Creo que el tipo de horizontes que nos gusta dice mucho de nosotros mismos. Figuradamente siempre estamos andando hacia un horizonte, siempre nos dirigimos hacia algo, y no sabemos que hay mas allá.

A mi me gustan los horizontes lejanos porque son los que más te hacen viajar hasta que llegas a sus misterios.



Que precioso es mirar el cielo de noche. A todos nos llama de alguna manera el espacio, un espacio inmenso casi infinito. Cada vez que miramos el cielo de noche nos asomamos al vacío del universo, ¿Será por eso que nos gusta tanto? ¿Será que nuestro vacío interior le gusta reflejarse en el vacío del espacio?



Siempre que los hombres de las primeras épocas introducían una palabra creían haber realizado un descubrimiento, haber resuelto un problema. ¡Qué error el suyo! Lo que habían hecho era plantear un problema y levantar un obstáculo que dificultaba su solución. Ahora, para llegar al conocimiento, hay que ir tropezando con palabras que se han hecho duras y eternas como piedras, hasta el punto de que es más difícil que nos rompamos una pierna al tropezar con ellas que romper una palabra.

 Nietzsche



Mañana se cumplen cien años del hundimiento del Titanic. Muchos barcos se han hundido desde los albores de la humanidad. Muchas catástrofes han dañado nuestra especie. Pero ninguna como el Titanic, ninguna interesa tanto como el Titanic. ¿Por qué?

Hay gente que dirá que es por la tragedia humana, por la pérdida de vidas, por lo drámatico del momento. Otros sin embargo dicen que es porque todo el mundo se ve reflejado en el Titanic, en las distintas clases y posiciones, y que a todo al que se le cuenta la historia se ve identificado en algún momento. Dicho de otra forma, el Titanic muestra un microcosmos de la humanidad en esa época. 

El Titanic es la muestra de la arrogancia humana, de la prepotencia ante la naturaleza, de la rueda del capitalismo elevando a los ricos y hundiendo a los pobres (literalmente en este caso). 

Para mi, hay algo más triste que la pérdida humana y es que no hemos aprendido nada. En aquella época el capitalismo elevaba a unos más allá de lo que merecian a costa de otros que apenas tenian para subsistir. Se avanza más y más tecnologicamente pero mentalmente seguian pensando que nunca era suficiente y que cualquier precio valia la pena. No nos damos cuenta de que la humanidad ha pasado muchas veces por sus propios "iceberg". Momentos en los que nos damos cuenta de que todo tiene un precio en esta vida, de que no podemos hacer las cosas ignorando las consecuencias.

Tenemos que darnos cuenta de que cien años después nada ha cambiado. Seguimos pensando que podemos hacer lo que queramos con el mundo, que podemos seguir quemando petróleo, que podemos seguir cortando las selvas, que podemos seguir contaminando el agua que nos mantiene vivos, que podemos seguir pasando unos por encima de otros, que podemos seguir creando armas más y más potentes cada dia, que podemos controlar a las masas con música y ropa. En definitiva, creemos que nunca vamos a chocar contra nuestro iceberg.

Otro toque de humilda nos vendrá, y lloraremos a las victimas y luego iremos a un centro comercial a ahogar nuestras arterias en grasa pútrida y en ropa fea. Otros iceberg vendrán, y si no escuchamos las voces que siguen llegando desde el Titanic, algún día no habrá más humanidad que salvar.



 Yo amo a aquella persona que sabe lanzarse a los brazos de lo imposible. Yo amo a aquella persona que no se pone metas, las supera. Yo amo a aquel que sólo se entiende a sí mismo, pues él mismo es todo lo que tiene que comprender.



¿Cuántos hombres hay que sepan simplemente observar? Y entre éstos pocos, ¿Cuántos son capaces de observarse a sí mismos? Todos los que sondean el alma saben, muy a su pesar, que "cada cual es para sí mismo lo más lejano".

FN

Observar el mundo es relativamente facil, sólo tienes que vaciarte de todo lo que no sea mundo y centrarte en él sin dejarte engañarna por nada. Pero conocernos a nosotros mismos es mucho más dificil ya que para observarnos debemos vaciarnos de nosotros mismos para poder vernos desnudos tal y como somos. Hay que andar con pies de plomo en el campo del autoconomiento. Hay que andar con mil ojos para que nunca podamos distorsionar nuestro propio reflejo.



Muchas veces veo personas que dicen que van en busca de la perfección, que sólo persiguiendo la perfección llegarán a acercarse a algo parecido. 

Basándonos en que para ser perfectos debemos imitar en todo aquello que consideramos perfecto, y basándonos en que no puede existir una imitación total y absoluta de algo, llegamos a la conclusión de que en lo único que podemos ser perfectos es en ser nosotros mismos. En la primera premisa, convertimos lo perfecto en nosotros mismos, y en la segunda, quitamos el hecho de tener que imitar. 

La única perfección que puede alcanzar una persona en siendo ella misma, persiguiendo lo que ella es. Sólo puedes imitarte a ti mismo de forma perfecta ya que tu eres lo imitado y el imitador. La autentica perfección personal está en perseguir lo que queremos ser. Tenemos que descubrir cómo somos en realidad, qué es lo que nos mueve, qué es lo que queremos en la vida. Y una vez lo sepamos, lanzarnos a ser los seres humanos que en verdad queremos ser. 

Si hacemos lo contrario, si intentamos imitar algo que no somos, sólo conseguiremos frustración y tristeza. Ya que no podemos ser una fantasma de nosotros mismos y ser felices. El ser humanos está hecho para seguirse sólo a si mismo, y a nadie más. Todo lo que sea perseguir algo que no somos nos conllevará una vida triste y decadente.




Me he dado cuenta a lo largo de mi vida que cada vez que disfrutaba de un libro, de una película, de un teatro, de lo que disfrutaba de verdad era de las historias. Las historias son lo que da forma al mundo, a la percepción que tenemos de éste. 

Me doy cuenta de que lo más valioso en una persona, también es su historia. Es lo que convierte a un desconocido en alguien interesante para nosotros. Es lo que muchas veces ofrecemos a los demás de nosotros mismos, nuestra historia personal. Y nuestra historia personal somos nosotros. 

Cada día que pasamos en la tierra es un capítulo más de nuestro libro vital, y en nuestras manos está que esta historia sea feliz o triste, interesante o aburrida, predecible o inesperada, larga o corta. Todo está en nuestra manos, el mundo es el escenario donde cada día representamos nuestra propia existencia, y nadie más que nosotros somos los responsables de cual va a ser el tipo y el final de nuestro libro existencial.




Buenos días. Con motivo de la proximidad de mis exámenes y de las vacaciones en las que estamos voy a tomarme un pequeño respiro hasta el lunes 9 de Abril para ponerme al día con trabajos de la universidad. Espero que disfruteis mucho de estas vacaciones y podais invertirlo en algo productivo de verdad. Hasta pronto.



Muchas veces hablo de que hay que reinventar, destruirse a si mismo y empezar de nuevo, conquistarse una y otra vez. Con esto no me refiero sólo a un hecho aislado en nuestra vida, hablo de cada dia, todos y cada uno de ellos, debemos ser conscientes del progresivo cambio que llevamos a cabo cada día. Cada uno de estos minúsculos cambios tiene que estas decidido por nosotros mismos, tenemos que conquistarnos cada día y crearnos nuestra propia libertad. Hay que luchar todos los días.

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