Para poder conocer el mundo tal y como es debemos primero conocernos a nosotros mismos. Nuestra mente necesita concerse, en profundidad, antes de lanzarse a concer lo externo. Necesitamos saber como funciona nuestro cerebro, qué nos mueve, qué nos repudia, qué buscamos. Nuestro conocimiento interno de nosotros mismos, de nuestra persona, debe ser la base donde se sustente todo el demás conocimiento del mundo. No puede habre un edificio recto si los cimientos estan torcidos. Por eso a veces es necesario destruir el edificio y empezar desde cero. Lo que es lo mismo, debemos destruir nuestra forma de ser y empezar desde cero. Empezar bien desde el principio, empezar como nosotros queramos ser, libres de toda venda en los ojos, libres de todo prejuicio moral, libres de toda suciedad social. Limpios y dispuestos mentalmente a abrirnos al maravilloso mundo en el que vivimos.
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