Si hay algo que jamás se le podrá perdonar al ser humano, algo que quedará como un estigma duradero en nuestra historia como especie, es el hecho de haber creado un Dios para apoyarnos en él.

No concibo mayor acto de cobardía que el hecho de creer en Dios. Es un hecho de despreocupación hacia nuestra vida. Es un dejarse llevar por los demás. Es una negación a la esencia misma del ser humano, que nos llama a ser dueños y señores de cada paso que damos. Es la moralidad de la oveja, que necesita que la apedreen y que la castiguen por cada paso que da. Es el pensamiento del no-pensamiento.  Es el hecho de apoyar nuestra vida en una nube creada por nosotros mismos para no preocuparnos. En resumen, creer en Dios es la negación absoluta hacia la vida como seres dignos, la negación a una vida completa en todos los sentidos, la negación a tener personalidad frente al mundo.

Hoy propongo un ejercicio a todo aquel que sea creyente: pregúntate, por un momento, por qué crees en Dios. ¿Es por una inspiración divina? ¿O es porque tus padres desde que naciste te ponian las manos en posición de súplica y una oración en los labios? ¿O es por miedo a que no haya algo que controle cada paso que das, por miedo a que no haya un "padre" divino que todo lo juzgue y lo encamine? ¿O es porque todo el mundo lo hace y si todo el mundo lo hace habrá algo de razón?

Ser creyente es el acto mas ilógico que se puede ejercer en nuestra vida ya que no sólo hay miles de pruebas de que Dios no existe (¡ la ausencia de pruebas en una prueba en sí misma!) sino que la razón misma nos avisa de que eso que pensamos no está bien, de que es una contradicción natural del pensamiento lógico.

No pretendo con esta reflexión insultar ni molestar a nadie, sólo incentivar un tipo de pensamiento. Como dijo el gran maestro: el deseo de estar apegados a Dios es el mismo deseo del niño de estar pegado al pezón de su madre, debemos superarlo.

2 comentarios:

El mayor error de todos no es el haber creado un "Dios", es el de creer que hay un dios personal, que nos ve y juzga desde su trono en el Cielo. Yo no creo en ese Dios, tampoco creo en el Cielo, ni en los ángeles, etc. pero tampoco soy ateo, en el sentido de que mi fe hacia lo divino no influye en mi manera de ser. En mi opinión Dios no es más que una energía creadora del cosmos. Crea pero no destruye ni condena. Es decir, que ni tiene forma ni conciencia humana, En fin.
La Religión tiene su parte positiva, al igual que su parte negativa. La negativa es evidente: limita a la persona. La parte positiva es artística.
En cuanto a lo de rezar, (me ha llamado mucho la atención la foto) Isaac, creo que no debería subestimarse. ¿Has oído hablar de la visualización? ¿del poder de la mente? ¿Y de las curaciones milagrosas que se han dado entre religiosos? Pues está claro que ha sido la propia mente del que hace oración.
Por ejemplo: imagina un instante que eres creyente y estás muy enfermo, y los médicos parecen no poder ayudarte. Bien, Crees que el señor puede curarte de toda dolencia, así que te pones a rezar, creyendo que Él te curará, y ¡milagro! pronto te curas. Los médicos no pueden explicar lo que ha pasado. Sólo tú sabes la respuesta, o crees saberla. Pero te equivocas: ha sido tu propia mente la que ha obrado el milagro.
Por eso yo creo que la oración no es inútil después de todo si puede ayudarte.
De esto podría seguir escribiendo pero no quiero aburrirte, amigo filósofo.

Un abrazo.

¡Hola Ivan! Ante todo gracias por comentar y gracias por volver. En absoluto me aburres con tus reflexiones, al revés, me interesan muchísimo.

En cuanto al tema en cuestión. En la primera parte de tu comentario expones tu imagen de Dios, en mi opinión esa imagen no sirve de nada para el ser humano (pos descontado, la respeto absolutamente) ya que al ser sólo una fuerza creadora sin forma ni conciencia no influye al ser humano, o tal vez, el ser humano no influye en él. Por lo que no tiene sentido gastar ni un segundo en Dios.

En cuanto a tu segunda parte. Creo que la mente tiene todo el poder de nuestro cuerpo. Y puede que rezar sea una forma de focalizar esa energía. Pero aunque fuera verdad, hay mil maneras más directas de concentrar la energía mentalmente, como la meditación.

Tu y yo, hoy aqui. Estamos demostrando el poder de la mente humana. Como diria un gran maestro mio: ¿De qué gran estrella hemos venido a parar amigo?

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