Hoy he estado pensando un poco en cómo las personas se relacionan con su entorno, y qué tipo de relación puede existir entre las dos partes.
La vida nos pone en distintas situaciones en las cuales tenemos por un lado nuestra experiencia y capacidad de respuesta y, por otro lado, un cúmulo de circunstancias que ponen a prueba esa capacidad.
Una de las respuestas más utilizadas por la gente (por desgracia) es la de adaptarse al medio para poder sobrevivir ante los estímulos. Es como si la gente estuviera dispuesta a sacrificar parte, o la totalidad, de su forma de ser con tal de asegurarse la supervivencia. Como si recortáramos una pieza de puzzle para que encajara donde no debe. Por lo tanto, lo que va a definir a ese individuo va a ser su entorno, no su propia experiencia vital. Esta es una forma de entender la vida enormemente cobarde y perjudicial para el invididuo como ser pensador. Pero la biología y la evolución nos enseñan que sin duda es la manera más sencilla y eficaz de que una especie fructifere.
Por otro lado, tenemos el caso contrario, cuando una persona sabe perfectamente cómo es, se conoce a la perfección (o tanto como se pueda, claro) y se lanza a buscar el lugar donde él encaje de manera natural y cómoda, sin forzar sus límites personales ni mentales. Esta es la adaptación que yo defiendo, sin duda. Amigos, uno no puede esconderse a sí mismo lo que es, y siempre va a querer aflorar en un momento u otro. Creo que el sufrimiento que conlleva encontrar el lugar que a uno le corresponde, o que uno busca, compensa el tener un lugar donde puedas ser tú mismo y desarrolarte al 100% sin ningún tipo de impedimento.
Por lo tanto, yo os aconsejo que busquéis adaptaros según vuestra forma de ser, y que no os dejéis absorver por vuestro entorno.
PD para Agustín: Joróbate Flanders.
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