En los últimos veinte años se está produciendo una revolución que sin duda cambiará el futuro de la humanidad, me refiero a la revolución de la información.  Lo que me gustaría resaltar de esta revolución es el efecto que está teniendo semejante cantidad de información en las personas y entre las personas.
 
Hoy en día casi todo se puede hacer a través de un ordenador, cada vez es menos preciso el contacto humano y las relaciones directas entre las personas, ya que a veces de forma on-line obtenemos más información y mejor resultado que de cualquier otra forma. Esto nos empuja a que todos nuestros actos pasen por una máquina, por un filtro informático que convierte nuestras palabras y actos en impulsos electrónicos almacenados. Es preocupante porque cada vez veo más personas de mi edad que empiezan a pensar como máquinas, que no podrían vivir sin cierto aparato electrónico o sin usar un ordenador. Son cada vez más como extensiones de su cuerpo.
 
 Cada vez se pasa más tiempo delante de un ordenador  y menos en la calle observando el mundo. Se está creando una generación de personas informatizadas, con corazones de hierro frío. Que tienen una vida fría a través de una pantalla, donde reír es escribir “jaja” sin apenas cambiar el semblante, o amar es un “Te quiero” frío y distante que parpadea en una pantalla a miles de kilómetros de distancia. Amigos, la era de la información es de por sí una maravilla humana sin comparación en toda la historia pero, no nos convirtamos en máquinas, no somos máquinas, somos humanos. Y como humanos siempre habrá sentimientos y palabras que no pueden expresarse con un teclado.
 
Esta revolución también nos permite tener una visión más global de la sociedad y de la humanidad en general. Nos permite entrar en contacto con personas de todo el mundo en apenas unos segundos, intercambiar datos y opiniones y crecer mutuamente. Ya prácticamente no hay barreras que separen al ser humano.  Obviamente esto tiene infinidad de utilidades y ventajas pero yo le veo dos grandes defectos. El primero es que al poder buscar de forma instantánea personas afines a nosotros eso nos exime de tener que convivir con personas distintas a nuestra forma de ser y perdemos una diversidad de opiniones muy valiosa. Y segundo, perdemos nuestra visión individual del mundo. Tenemos tanta información y opiniones que a veces la gente se olvida de hacer ellos mismos valoraciones y críticas de lo que tienen delante. Con esto quiero decir que aunque es necesario tener una visión global del ser humano y mucha empatía, nunca debemos perder nuestro punto de vista y nuestra opinión del mundo. No tenemos que perder aquello que nos hace únicos entre todos los humanos, nuestra visión única e intransferible del mundo.

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